jueves, 13 de noviembre de 2008

Fantasmas

¿Dije hace algunas semanas algo sobre un fantasma de casa de los sustos de feria de pueblo? Sí. Y me equivoqué, o me engañé, porque el día que se me volvió a aparecer resultó parecerse más a uno de cine hollywoodense. Sí; igual y lo mismo de chafa pero con más producción, ya saben: sonido envolvente, pantalla gigante, palomitas… y ya ven que eso siempre es más impactante.
Desde que vi “Pesadilla en la Calle del Infierno” a los cuatro años, a medianoche, solo, en casa de mis abuelitos me dan mucho miedo esas películas y aún así no puedo evitar verlas de vez en cuando y pasar una noche fea. Desde que conocí a los fantasmas a los 18 años, a media tarde, solo, en una oficina del DIF… también… tampoco…
Claro que después de tanto tiempo, si el miedo no se quita, sí se aprende, tal vez no a controlarlo, pero por lo menos a mantenerlo escondido hasta que se descubre aburrido y se va. No creo que sea la mejor manera pero funciona.
Más feos que los fantasmas son los muertos vivientes (y unos se pueden convertir en los otros); esos cuerpos resucitados que caminan y hacen cosas como si estuvieran vivos pero que nada tienen de la persona que los usaba antes de morirse. Son más terroríficos que los fantasmas porque generalmente están verdes y huelen feo, pero tienen la ventaja de que, al tener materia y carecer de cerebro, se pueden destruir, a diferencia de los primeros, con los que no queda de otra que ahuyentarlos hasta que desaparezcan porque son astutos y les gusta merodear.
Además de que, claro, ¿quién va a querer acercarse a una cosa deforme y putrefacta? Aunque bueno, luego hay cada loco que…

lunes, 10 de noviembre de 2008

Un año más

Ya pasó un año. Más de un año. No importa tanto que sepan de qué. Total… todos los días pasa un año, dos, tres… de algo, y también falta un año, dos o tres para otro algo, si todo está bien. Y con mi ya conocida manía por las fechas… me resulta un poco complicado desprenderme de ellas. No me las aprendo y tampoco las recuerdo. Simplemente aparecen y ya. Todavía no sé bien por qué.

Hace un año fueron Nochebuenas; hace un año estuve acompañado; hace un año me daban miedo los pubertos, los políticos, los novios, mi casa, mi computadora… hace un año tenía trabajo y dinero y me lo acabé; hace un año empecé con el jai, maiespeis y demás, por razones bastante alejadas del exhibicionismo, la expresión y el contacto.

Este año fueron tacos al pastor; este año estuve solo; este año me dan hueva los pubertos, ansiedad el tiempo y miedo los fantasmas; este año tengo poco trabajo y dinero pero igual hago las cosas como si lo tuviera; este año aquí sigo metido y ya sin razones en el exhibicionismo, la expresión y el contacto… inconstante, intermitente, incompleto… pero aquí sigo.